Mensaje de Pascua del P. Rector 2024
Queridos amigos:
Junto con toda la Iglesia hemos recordado y vivido en días pasados el misterio de la Pasión, Muerte y Resurrección de nuestro Señor Jesucristo.
El misterio de la cruz es profundo y nos toca vivamente. Todos, absolutamente todos los seres humanos hemos experimentado y experimentamos con frecuencia el dolor, la pena, la tristeza, la insatisfacción, el sufrimiento y algún día… la muerte. Como botón de muestra, recordemos las terribles guerras en Ucrania, en Gaza y en otras regiones del mundo, con la estela de muerte, de destrucción, de odio y de un sufrimiento atroz que van dejando tras de sí.
El misterio del mal nos muerde, nos acosa, nos hiere. Y podríamos fácilmente ceder ante el desánimo y el sinsentido.
Pero…¡¡¡CRISTO HA RESUCITADO!!! Sí, esa es la gran alegre noticia de nuestra fe. No somos solamente hombres históricos que vivimos en medio de un mundo donde abunda el mal y el pecado; somos también hombres redimidos por Cristo, por su amor misericordioso, que nos asegura la paz, el amor y la vida eterna si creemos y confiamos en Él. “Donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia” (Rom 5,20). Esta maravillosa y alegre realidad la podemos vivir ya en este mundo, ciertamente de modo imperfecto y limitado, pero real. Y la viviremos de modo pleno en el Cielo.
Cristo Resucitado nos acompaña siempre en esta vida, está a nuestro lado, nos ayuda, nos guía, nos consuela, nos fortalece, nos ilumina. Por eso no tenemos que temer o estar tristes. Nuestra fe y nuestra confianza se apoyan en Aquel que ha vencido al pecado y a la muerte. Pase lo que pase, miramos al futuro con esperanza e ilusión, con el deseo de poder transmitir el amor de Dios a muchas personas.
Que la paz, el gozo y la alegría de Cristo Resucitado esté con todos vosotros. Amén.
P. Enrique Tapia, LC. Rector